INTOLERANCIA A LA FRUCTOSA

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La intolerancia a la fructosa es una malabsorción de este azúcar que pueden generar problemas a nivel intestinal. Esto ocurre cuando tu intestino tiene una menor superficie de absorción y una pérdida de su integridad. Por ello, en este artículo, vamos a hablar de forma distendida sobre esta entidad y como podemos trabajar con ella desde el punto de vista nutricional.

¿Qué es la fructosa?

La fructosa es un monosacárido presente en gran parte de nuestra alimentación. Se puede encontrar en muchos grupos de alimentos como frutas o verduras, por ejemplo. Muchas veces, cuando hablamos de intolerancia a la fructosa, debemos hablar del sorbitol. El sorbitol es un polialcohol que puede obtenerse a partir de otros azúcares, como la glucosa, y llega a transformarse en fructosa y, en caso de que haya intolerancia, puede generar síntomas. Además, es muy osmótico. Es decir, tiene una gran capacidad de atraer agua al intestino y puede generar diarreas.

¿Qué es la intolerancia a la fructosa?

La intolerancia a la fructosa es la pérdida de la incapacidad para absorber este azúcar por un daño en la mucosa intestinal. Por ello, se dice siempre que es un síntoma de que algo no va bien, no es una enfermedad, como tal. Por ello, siempre que haya sospecha de esta intolerancia, debe hacerse un cribado de otros trastornos intestinales como:

  • Síndrome de Colon Irritable (SII)
  • Sobrecrecimiento bacteriano (SIBO)
  • Celiaquía
  • Infección por Helicobacter Pylori
  • Enfermedad de Crohn
  • Colitis ulcerosa.

 

Una vez se hayan hecho pruebas médicas que nos permitan saber qué hay detrás de esta intolerancia a la fructosa, debemos erradicar o tratar el origen y trabajar con la alimentación para disminuir la sintomatología y mejorar la calidad de vida.

El mecanismo de acción en la intolerancia a la fructosa es la inadecuada absorción de estos azúcares (y polialcoholes, incluyendo el sorbitol). Los cuales, van a producir ese efecto osmótico que hablábamos antes y, generar una mayor fermentación en el intestino, provocando un aumento en la cantidad de gases, hinchazón y diarrea.

Síntomas de la intolerancia a la fructosa

La sintomatología característica de la intolerancia a la fructosa es muy similar a otros cuadros a nivel digestivo. Son síntomas inespecíficos como:

  • Gases
  • Hinchazón / Distensión abdominal
  • Dolor abdominal
  • Diarrea
  • Náuseas y/o vómitos

 

Por ello, es importante saber que NO es un cuadro clínico, como tal. Si no, una señal de que algo va mal en tu intestino y se tiene que indagar en el origen de la intolerancia. Para reducir esta sintomatología debe tratarse el problema de raíz. Por ejemplo, si estamos hablando de un SIBO, pautar antibióticos y acompañar con alimentación.

Diagnóstico de la intolerancia a la fructosa

El proceso de diagnóstico de una intolerancia a la fructosa, puede ser por una prueba de aire espirado (o de aliento) con toma de fructosa y medición de hidrógeno o metano. Pero, ¿nos da información esta prueba? Si queremos saber el origen de la intolerancia, con este método, solo nos cercioramos de que estamos ante una intolerancia a la fructosa, pero no sabemos el origen. Por ejemplo, si sospechamos de un SIBO, quizá sería una mejor idea una prueba de aire espirado con lactulosa y saber si es un positivo a SIBO y así, tratarlo desde la raíz.

Tratamiento dietético de la intolerancia a la fructosa

El tratamiento dietético de esta intolerancia, no pasa por retirar el consumo de frutas y verduras, ya que hay un problema de origen que da lugar a la malabsorción. Por ello, es importancia no solo reducir la fructosa, sino también otros componentes que pueden estar obviándose, como son los FODMAP. Por lo general, una dieta baja en FODMAP (una vez realizado el diagnóstico de la patología de base) suele ser exitoso en muchos casos y da lugar a un gran alivio de la sintomatología.

Como resumen, es importante saber cuál es la causa u origen de la intolerancia a la fructosa, ya que no es una patología como tal, sino un síntoma de que algo no va bien en nuestro intestino. Por ello, debe realizarse un correcto diagnóstico y tratamiento de la enfermedad y, acompañarlo con una alimentación adecuada, siempre de la mano de un nutricionista especializado en enfermedades digestivas.

Si necesitas ayuda con tu alimentación porque tienes una patología digestiva, ponte en contacto conmigo y comencemos a trabajar con tu alimentación, sea de forma presencial u online.

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